3.
Bajo estado de ánimo
La tristeza es una emoción “desactivadora”, nos avisa de que hemos podido perder algo y de que quizá necesitemos un tiempo de recogimiento para realizar los correspondientes duelos.
Aunque nuestra cultura haya castigado mucho las formas de manifestación de esta emoción, es normal y adaptativa. Entenderla y aprender a identificar qué nos está pidiendo es clave para que vayamos creciendo, desarrollándonos sin “tareas emocionales” pendientes. Tareas que si no se tratan se acumulan y se acumulan hasta que desbordan.
Cuando esta emoción o sucedáneas empiezan a interferir en mi día a día, comienzo a perder la “fuerza” o las ganas de hacer cosas, tanto las obligadas como las que antes eran fuente de placer. A esto lo llamamos el ciclo del bajo estado de ánimo. Digamos que es como una bola de nieve que va cogiendo inercia.
Bajo estado de ánimo - Disminuye la motivación para hacer cosas - Disminuye la cantidad de actividades gratificantes (y por lo tanto de momentos agradables) - Se pierde progresiva y reversiblemente la capacidad de experimentar placer - Aún menos momentos agradables - Vuelta a empezar.